(Podría estar) basado en hechos reales.
El Dr. Antonio Velasco, un médico reputado del el ámbito de la cardiología, había salvado innumerables vidas y estaba acostumbrado a que sus colegas lo considerasen un verdadero referente.
Poseía conocimientos profundos, experiencia y un ego que, si bien provenía de su exitosa carrera, también lo disponía a creer que no había nada que no pudiera hacer con la misma maestría.
La oportunidad de escribir un libro llegó de forma natural. ¿Por qué no? Su carrera estaba llena de historias fascinantes y descubrimientos revolucionarios que merecían ser plasmados en papel.
Pero ahí empezó su odisea.
Confundiendo confianza con omnipotencia, rechazó todas las ofertas de ayuda. Después de todo, ¿quién podía saber más que él, el Dr. Antonio Velasco? No necesitaba ayuda alguna.
Esto era un asunto personal, su legado.
Trabajó arduamente en su libro, pasando largas y solitarias horas fuera de la sala de operaciones, frente a su ordenador.
La dedicación fue inmensa, pero la perspectiva sesgada. Finalizado el manuscrito, encontró rápido interés de una editorial.
"Ya era hora, Antonio. ¡Por fin el renombrado Dr. Velasco, escritor", le animaban sus colegas.
La noche de la presentación llegó y, con ella, cientos de felicitaciones.
Pero mientras conversaba con invitados y supuestos lectores, un vacío inquietante crecía en su interior. Sutiles pistas le iban revelando la impactante verdad: en realidad, nadie se había leído el libro.
Al pedirle opinión honesta a su viejo amigo y colega, las palabras finales lo desmoronaron:
Poseía conocimientos profundos, experiencia y un ego que, si bien provenía de su exitosa carrera, también lo disponía a creer que no había nada que no pudiera hacer con la misma maestría.
La oportunidad de escribir un libro llegó de forma natural. ¿Por qué no? Su carrera estaba llena de historias fascinantes y descubrimientos revolucionarios que merecían ser plasmados en papel.
Pero ahí empezó su odisea.
Confundiendo confianza con omnipotencia, rechazó todas las ofertas de ayuda. Después de todo, ¿quién podía saber más que él, el Dr. Antonio Velasco? No necesitaba ayuda alguna.
Esto era un asunto personal, su legado.
Trabajó arduamente en su libro, pasando largas y solitarias horas fuera de la sala de operaciones, frente a su ordenador.
La dedicación fue inmensa, pero la perspectiva sesgada. Finalizado el manuscrito, encontró rápido interés de una editorial.
"Ya era hora, Antonio. ¡Por fin el renombrado Dr. Velasco, escritor", le animaban sus colegas.
La noche de la presentación llegó y, con ella, cientos de felicitaciones.
Pero mientras conversaba con invitados y supuestos lectores, un vacío inquietante crecía en su interior. Sutiles pistas le iban revelando la impactante verdad: en realidad, nadie se había leído el libro.
Al pedirle opinión honesta a su viejo amigo y colega, las palabras finales lo desmoronaron:
01
Es un buen libro, sin duda, pero es complicado. Es...cómo te diría yo... demasiado denso".
Manuel, sé sincero.. ¿tú lo has leído?
Lo he empezado, Antonio, lo he empezado...
Aquello fue un duro golpe.
Había empleado toda su energía, conocimiento y tiempo en este proyecto, y aunque la portada ostentaba su nombre, el contenido era inaccesible, indigerible para aquellos que más quería iluminar.
Y así, el Dr. Velasco se fue desapegando de su propio libro. Vio cómo salía al mercado, solo para ser olvidado en los estantes de las librerías. No fueron las pocas ventas lo que más le dolió, sino tener que reconocer que su legado escrito no estaría a la altura de su vida dedicada a la medicina.
El precioso tiempo que había empleado en intentar compartir sus conocimientos, estaba perdido en páginas que nadie leería.
Había empleado toda su energía, conocimiento y tiempo en este proyecto, y aunque la portada ostentaba su nombre, el contenido era inaccesible, indigerible para aquellos que más quería iluminar.
Y así, el Dr. Velasco se fue desapegando de su propio libro. Vio cómo salía al mercado, solo para ser olvidado en los estantes de las librerías. No fueron las pocas ventas lo que más le dolió, sino tener que reconocer que su legado escrito no estaría a la altura de su vida dedicada a la medicina.
El precioso tiempo que había empleado en intentar compartir sus conocimientos, estaba perdido en páginas que nadie leería.
En la profundidad de su decepción, el Dr. Velasco comprendió la verdadera causa de su fracaso: no era suficiente ser un gran médico para escribir un gran libro.

Dr. Velasco, supongo.
02
Si estás pensando escribir un libro, te ayudaré a garantizar que no solo sea leído sino
comprendido, valorado y recomendado.
Juntos transformaremos la complejidad del tema (o el desorden de ideas) en claridad accesible.
CONTACTA CONMIGO AHORATESTIMONIO DEL MUNDO REAL
CEO de la empresa Marketing Tech y autor del libro Las 6R del Negocio, escribió:
Pablo Fernández
«Como autor de varias obras técnicas, siempre tuve la sensación de que las editoriales no cuidan a los autores y sus libros. Esto me motivó a buscar alternativas al momento de publicar mi tercer libro. Fue así que recibí excelentes referencias de César Piernavieja, con quien decidí realizar la publicación.
César parece tomar la causa de cada obra y su autor como algo personal, volcando toda su energía, pasión y sentido comercial en el proceso.
¿Qué más puede desear alguien que ha plasmado lo mejor de si en esas páginas? Ahora, entrando en mi cuarto libro, tengo la certeza que César será mi mejor orientación y apoyo en este nuevo mundo editorial absolutamente transformado.»
César parece tomar la causa de cada obra y su autor como algo personal, volcando toda su energía, pasión y sentido comercial en el proceso.
¿Qué más puede desear alguien que ha plasmado lo mejor de si en esas páginas? Ahora, entrando en mi cuarto libro, tengo la certeza que César será mi mejor orientación y apoyo en este nuevo mundo editorial absolutamente transformado.»
TESTIMONIO DEL MUNDO REAL
Actual Global HR VP | CHRO en la empresa Fyffes, escribió esto en los agradecimientos de su libro Rebeldes y Respetuosos:
Juan Pablo Velásquez
« En marzo de 2022 había materializado mi deseo de escribir un libro. Solo tenía un problema. Cada vez que me sentaba en la pantalla y abría un nuevo documento de Word, no era capaz de escribir una sola palabra. Tenía algunas ideas sueltas, pero me costaba darles forma y lanzarme al agua. Pensé que lo mejor sería pedir el consejo de alguien que ya hubiera transitado ese camino y —aunque no la conocía—, le escribí a Sylvia Ramírez, autora de Felicidad a prueba de oficinas, para pedirle una recomendación sobre cómo empezar.
Sylvia tuvo la amabilidad de contestar con una muy completa explicación sobre el proceso que sigue para darles vida a sus libros. Gracias, Sylvia, por responderle a este extraño. Además de sus muy útiles consejos, Sylvia me dio el contacto de César Piernavieja, un español que habría de ser pieza clave en este rompecabezas.
César es un coach editorial con amplia experiencia en el sector. Tiene, como puedo dar fe, un especial talento para ayudar a futuros autores a encontrar su voz y organizar sus ideas. Como mi cerebro funciona mejor bajo presión, a César le pedí que fuera mi jefe del libro, dándome tareas, plazos y evaluaciones. He de decir que fue un gran líder.
Gracias, César, por tu acompañamiento, retroalimentación sincera y constructiva y tu genuino interés en el libro. Rebeldes Respetuosos no sería lo mismo de no ser por tu guía e invaluables aportes.»
Sylvia tuvo la amabilidad de contestar con una muy completa explicación sobre el proceso que sigue para darles vida a sus libros. Gracias, Sylvia, por responderle a este extraño. Además de sus muy útiles consejos, Sylvia me dio el contacto de César Piernavieja, un español que habría de ser pieza clave en este rompecabezas.
César es un coach editorial con amplia experiencia en el sector. Tiene, como puedo dar fe, un especial talento para ayudar a futuros autores a encontrar su voz y organizar sus ideas. Como mi cerebro funciona mejor bajo presión, a César le pedí que fuera mi jefe del libro, dándome tareas, plazos y evaluaciones. He de decir que fue un gran líder.
Gracias, César, por tu acompañamiento, retroalimentación sincera y constructiva y tu genuino interés en el libro. Rebeldes Respetuosos no sería lo mismo de no ser por tu guía e invaluables aportes.»